Miriam García Sala (Súria, 1976). En octubre de 2019 le detectaron un cáncer de mama, que detuvo su mundo durante más de un año.

Diplomada en Trabajo Social, licenciada en ciencias del trabajo e intérprete de lengua de signos. Durante más de 14 años ha trabajado como trabajadora social, especialmente en sanidad pero también en educación y en centros penitenciarios. Pero en el momento del diagnóstico se dedicaba a la docencia de secundaria y universitaria.

Su dos grandes logros más importantes en la vida son dos viajes, uno a Rabat (2012) de donde trajo a su hijo mayor, Albert, un morenazo de ojos negros aficionado al básquet, de gran sensibilidad y enorme corazón; y 6 años más tarde (en 2018) toda la familia cruzó medio mundo para ir a buscar a la benjamina de la casa, Coaner Genoveva, una vietnamita alegre y despierta, aficionada a los disfraces y a bailar. Son sus dos motivos de vida y de lucha.

De pequeña se escondía bajo las sábanas con una linterna para poder leer cuando su madre la enviaba a la cama y aún hoy sigue siendo una gran aficionada a la lectura, ya sea en forma de cómic, novela o biografía, y esta pasión le ha servido para escribir dos cuentos a sus hijos para explicar su proceso de adopción, y ahora también para animarse a escribir una pequeña vivencia personal con el simple objetivo de poder ayudar a otras personas en su misma situación.